Vacaciones en suspenso, restricciones para viajeros y fronteras cerradas. El verano boreal en Europa marcado a fuego por la pandemia. En Londres, tras una rígida cuarentena en primavera y un brote de coronavirus que hundió al Reino Unido en un trance de muertes e infecciones masivas, el panorama comenzó a despejar en el verano. Como se vio luego en Inglaterra, pero también en todo el continente europeo y en el mundo, la distancia social y el uso de máscaras se volvieron más flexibles en el verano y en forma prematura -tal vez pensando que lo peor del COVID-19 ya era asunto del pasado-, los controles empezaron a relajarse en el mes de julio.
Cerca de la fecha de mi cumpleaños, en agosto, valoramos distintas opciones para tomar unos días de vacaciones en algún país europeo. Islandia fue uno de los destinos que más me intrigó por el encanto de su naturaleza, la increíble belleza de sus paisajes y la posibilidad de recorrer buena parte de la isla en auto en unos pocos días. Dos ventajas nos decidieron pronto: solo dos horas y media de viaje en avión separan a Londres de Reikiavik, la capital islandesa, y la isla-nación era en ese entonces uno de los países con menor número de contagios en todo Europa.
Pulcro, despojado de lujos, pero al mismo tiempo práctico y funcional. Típico de país nórdico. Así es el aeropuerto de Keflavík, ubicado a 50 kilómetros al sur de Reikiavik. Allí llegamos luego de haber pagado 80 libras esterlinas cada uno por el hisopado nasal para la detección de coronavirus. Dejamos los números telefónicos de contacto a los oficiales de inmigración en el aeropuerto, alquilamos un auto y partimos a nuestro hotel emplazado en el centro de la ciudad.
La capital de Islandia es una ciudad pequeña, simple y sencilla, de gente serena y casas alegres pintadas de distintos colores. Si bien es agradable y bonita, recorrerla solo toma un par de horas a lo sumo. Conscientes de que lo más interesante y atractivo de esta isla de naturaleza pura, casi inmaculada, está fuera de la capital, salimos pronto a la ruta para descubrir sus encantos.